PELÍCANO
En Valpo (como él le decía) se conocieron y amaron. En el cerro Monjas se dieron su primer beso y ella le contó un secreto. En la plaza Victoria, dándole de comer a las palomas, imitando a los jubilados que la hacían llorar, asumieron que ya no era un juego. Y en el terminal de buses, ahí frente al Congreso, ella notó que no quería seguir viajando todos los fines de semana desde su ciudad, sólo para ver cómo él entraba a la mar cada sábado de madrugada
Pablo Otaíza Pérez
viernes, abril 14, 2006
PELÍCANO
Levado a usted por microcuentos a la/s 11:50 a. m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario